sábado, 12 de diciembre de 2009

Los países juegan sus cartas en Copenhague.

Por Raúl Sohr / Columnista LN
Obama respalda una iniciativa legislativa de los senadores Barbara Boxer y John Kerry que busca imponer el mecanismo llamado de tope y trueque (cap and trade) que limita los GEI estableciendo un nivel máximo de emisiones (tope) para una región o país, y que obliga a los emisores a obtener un permiso o canje para contaminar.


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Viernes 11 de diciembre de 2009 | | Blog Columnistas
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Todos quieren un acuerdo para moderar el calentamiento global. Cada una de las 195 naciones presentes en la reunión de Copenhague, que comenzó el lunes, tiene intereses vitales en revertir el proceso que amenaza al conjunto del planeta. Ésa es la buena noticia. La mala es que los estados difieren en cómo lograrlo, pese a todo la negociación tiene mejor cara hoy que hace algunas semanas. Hace un mes todo indicaba que sólo se escucharían letanías acerca de la urgente necesidad de actuar. Pero en los hechos no había ningún compromiso concreto sobre la mesa. Un calendario con fechas y magnitudes, léase toneladas de CO2 y programas de forestación, asumido por los respectivos gobiernos.

Estados Unidos viene de anunciar un paso trascendental. La directora de la Agencia de Protección Ambiental, Lisa Jackson, declaró que la evidencia sobre el cambio climático mostraba que los gases de efecto invernadero (GEI) “amenazaban la salud pública y el bienestar del pueblo americano”. El corolario de esta afirmación es que el gobierno del Presidente Barack Obama podría limitar las emisiones de dióxido de carbono por decreto, sin necesariamente lograr la aprobación parlamentaria. Jackson precisó: “2009 quedará en la historia como el año en que el gobierno de los Estados Unidos inició su confrontación al reto de la contaminación de los GEI”.

Ésta es una señal de Obama que está dispuesto a cumplir sus promesas electorales medioambientales. Pero, en rigor, la Casa Blanca prefiere contar con una legislación aprobada por ambas cámaras de Capitol Hill. El método preferido en Washington para reducir las emisiones son una serie de los llamados mecanismos de desarrollo limpio (MDL), que ya están incluidos en el Protocolo de Kioto. Éstos consisten en transacciones mediante las cuales los países industrializados compran derechos de emisión invirtiendo en proyectos de baja o cero emisiones en países en desarrollo. Esto lleva a la creación de un mercado de comercio de emisiones que permite a las partes vender o intercambiar los permisos de emisión sobrantes. El régimen de comercio de derecho de emisión de la Unión Europea es un sistema obligatorio que ya funciona mientras que el Chicago Climate Exchage es todavía un sistema de comercio voluntario.

Obama respalda una iniciativa legislativa de los senadores Barbara Boxer y John Kerry que busca imponer el mecanismo llamado de tope y trueque (cap and trade) que limita los GEI estableciendo un nivel máximo de emisiones (tope) para una región o país, y que obliga a los emisores a obtener un permiso o canje para contaminar. Las empresas o reparticiones gubernamentales que tengan permisos para contaminar, pueden vendérselos o hacer trueque a las partes que tengan permisos insuficientes para cubrir sus emisiones. Algunos creen que el mercado estimula los ahorros por la vía de la competencia.

China, el otro país que está a la cabeza de los grandes emisores de GEI, viene a su vez de prometer que reducirá su “intensidad en carbono” en 40% a 45% para 2020, en relación con los niveles de 2005. Beijing habla de “intensidad de carbono” para designar la cantidad de dióxido de carbono emitido por cada punto del Producto Interno Bruto. Ello significa que China no verá una reducción del CO2, en términos absolutos, hasta por lo menos un par de décadas. Lo que sí ya es posible observar es que las emisiones de GEI en China crecen a menor velocidad que su economía. Es evidente que muchos gobiernos guardan aún cartas bajo la manga. Mucho dependerá de cómo avancen los debates. Pero todavía hay tiempo y, al parecer, voluntad para lograr un acuerdo global.

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